INVESTIGACIÓN
DE SALUD PRIMAL
UNA
NUEVA ERA EN LA INVESTIGACIÓN DE LA SALUD
Publicación
trimestral del Centro de Investigación de la Salud Primal
59,
Roderick Road, Londres NW3 2NP
Fax:
44 (0) 171 267 5123
www.primal-health.org
Primavera
2000 VOL. 7 Nº 4
|
Uniendo
esfuerzos
Incluso
en la era de Internet, para dar lugar a proyectos fructíferos, es
más conveniente compartir una cena, que un intercambio
transatlántico de e-mails.
Durante
mi última gira por la Costa Este, me encontré con Cathy Daub y
Debra Mendelson de Birthworks, y surgió (durante una cena), la idea
de que enlazando nuestros sitios en Internet, podíamos ofrecer
acceso libre al Banco de Datos del Primal Health Research. Gracias a
la experiencia y conocimientos de Paul, marido de Debra, en pocos
días fueron introducidos todos los datos en la web. Es muy práctico,
ya se puede utilizar, y lo iremos perfeccionando.
Este
banco de datos quiere ser una herramienta básica para quienes
investigan la salud de las futuras generaciones. Quiere influir en
la adopción de nuevos criterios sobre las consecuencias a largo
plazo de las experiencias tempranas. Actualmente es fácil disponer
de una panorámica de todos los datos, referencias y abstracts
(aparentemente no relacionados) que hemos reunido. Esta panorámica
puede convencer a cualquiera de que nuestra salud depende de lo que
ocurrió en la etapa intrauterina. Por lo tanto, el enorme volumen de
estudios que detectan correlaciones entre la vida fetal y la salud
posterior deben ser interpretados. Son interpretaciones simples y
prácticas. Por ejemplo, hay que tener en cuenta, lo fácil que es, y
además políticamente correcto, introducir en la computadora
indicadores sobre el desarrollo fetal y relacionarlo, por ejemplo,
con el peso al nacer. Pero es necesario ir más allá en su
interpretación: ocurre que los estudios que detectamos en la
literatura médica y científica proceden de distintas disciplinas:
cancerología, neurología, cardiología, odontología, medicina
reproductiva, endocrinología, gerontología, oftalmología,
psiquiatría, etc... Esto quiere decir que cuando hoy en día nos
referimos a los factores del entorno que determinan la salud y el
comportamiento de los seres humanos (versus los factores genéticos),
debemos centrarnos en el entorno intrauterino. Ha llegado el momento
de observar el desarrollo humano desde una perspectiva radicalmente
nueva.
El
principal compromiso de esta nueva generación de investigaciones es
que el desarrollo y evolución del feto, llegue a ser objeto de
mayor atención por parte de los sistemas de salud pública.
En
el contexto científico de hoy en día, algunos de los factores que
influyen en la calidad de la vida fetal ya son mejor comprendidos.
Es el caso de los factores emocionales. Las mujeres embarazadas
siempre han tenido un conocimiento intuitivo, de que el desarrollo
de su bebé en el útero era claramente influenciado por su estado
emocional.
Hoy
en día, los fisiólogos pueden interpretar esta influencia. Por
ejemplo, cuando una mujer embarazada no es feliz porque está
dominada por alguien (por ejemplo, un jefe autoritario) o por una
situación (como un embarazo no deseado), tiene la tendencia a
segregar niveles elevados de ciertas hormonas como el cortisol, y el
cortisol es un inhibidor del desarrollo fetal.
Cuanto
más sabemos sobre la importancia de los estados emocionales de la
mujer embarazada, más podemos tomar en consideración el posible
“efecto nocivo” de los cuidados prenatales.
Parece
ser que muchos profesionales de la salud implicados en los cuidados
prenatales
no
han comprendido que uno de sus roles principales es proteger el
estado emocional de las embarazadas. En las publicaciones de otoño
1994(Vol.2 nº 2), y primavera 1995 (vol.2 nº 4), ya habíamos
introducido este concepto de los efectos nocivos de los cuidados
prenatales. Cinco años más tarde creemos que es urgente volver a
plantear este tema.
ANTENATAL
SCARE
(juego de palabras que no traduciremos por expreso deseo de M.
Odent)
Care:
cuidados
Scare:
amenaza, daño AMENAZA PRENATAL sería la alternativa
Constantemente
recibo llamadas telefónicas de mujeres embarazadas que se
encuentran en estado de ansiedad, incluso de pánico, tras una
visita de control prenatal. Normalmente las tranquilizo mediante una
serie de informaciones rigurosas a las que es muy fácil acceder en
la era de la medicina basada en la evidencia, es decir basada en
estudios científicos rigurosos.
Analizando
los motivos más frecuentes de estas llamadas, me he dado cuenta que
la raiz de tan extendido efecto nocivo en los cuidados prenatales se
encuentra generalmente en la ignorancia.
Muchos
profesionales parecen incapaces de analizar los valiosos estudios
epidemiológicos que ofrece la abundante literatura médica. Esta
especie de ceguera está relacionada con un profundo desconocimiento
e incomprensión de una de las funciones más importantes de la
placenta, el echo de que la placenta es el abogado del bebé: la
placenta manipula constantemente la fisiología materna en beneficio
del bebé. La placenta puede enviar mensajes a la madre mediante
hormonas, como la HCG, o el Lactógeno Placentario Humano Así es
como la placenta habla a la madre, por ejemplo: “por favor, diluye
tu sangre y hazla más fluida, puesto que así fluye más fácilmente
allá donde es más necesaria”. La placenta también le puede
pedir a la madre “por favor, aumenta tu tensión sanguínea,
necesito más sangre”. Asimismo puede advertir a la madre de la
necesidad de incrementar sus niveles de glucosa: esto produce
modificaciones transitorias en el metabolismo de los carbohidratos.
Los resultados de los estudios epidemiológicos son recordatorios
elocuentes de estas funciones de la placenta.
Permitidme
ilustrar estas interpretaciones bajo el prisma de las 3 razones más
frecuentes de llamadas de pánico tras una visita prenatal:
Primer
ejemplo: “tengo una tasa de hemoglobina de 9: estoy anémica”
Cuando
una mujer presenta una concentración de hemoglobina entre 9.0, y
9.5 al final de su embarazo, tiene dos posibilidades. La mayoría de
veces sera que ha encontrado un profesional, sea comadrona o
ginecólogo, que no está interesado en los estudios epidemiológicos
y que cree que la deficiencia de hierro durante el embarazo puede
ser detectada a través de la concentración de hemoglobina. Le dice
a la paciente que está anémica y le receta pastillas de hierro. La
paciente interpreta que
algo no está bien en su cuerpo y debe ser corregido.
Otro
caso sería, cuando la mujer embarazada con un valor similar de
concentración de hemoglobina encuentra un profesional que está al
día de los más importantes estudios epidemiológicos y que se
interesa por la fisiología placentaria. Este profesional conoce el
exahustivo y autorizado estudio realizado por un equipo londinense,
sobre la relación existente entre la concentración de hemoglobina
en sangre materna y los resultados de parto. (1)
Fueron
analizados los datos de 153.602 nacimientos (el valor medio de
hemoglobina utilizado para el estudio fue el más bajo de los
niveles obtenidos durante el embarazo). Resultó que,
proporcionalmente, la mayoría de bebés correspondían al grupo de
mujeres que presentaron tasas de hemoglobina entre 8.5 y 9.5.
La
conclusión general fue que ”el peso del feto al nacer está
relacionado con la caída de los niveles de concentración de
hemoglobina”. Es un patrón que se repite en todas las etnias.
Cuando la concentración de hemoglobina, permanece por encima de
10.5 en las últimas semanas de gestación, se incrementa el riesgo
de bajo peso y de parto prematuro.
A
conclusiones parecidas han llegado otros estudios epidemiológicos
de menor envergadura. (2,3). Este grupo de profesionales también
conoce los estudios que no logran demostrar que los suplementos de
hierro pueden modificar favorablemente las estadísticas de
resultados de nacimiento. (4). Cuando este tipo de profesional
sospecha una anemia, su prescripción será realizar tests
específicos para determinar los valores de
eritrocitoprotoporfirina, saturación de transferrina y ferritina en
suero.
La
mujer embarazada que durante el cuidado prenatal, es tratada partir
de estos criterios, puede recibir explicaciones que la tranquilicen.
Se le debe explicar que el volumen de sangre de la embarazada
necesita aumentar enormemente, y que lo que nos indica la
concentración de hemoglobina, es el grado de dilución de la
sangre. Esta mujer podrá comprender que los resultados de sus
análisis demuestran una buena actividad placentaria y que por lo
tanto su cuerpo reponde adecuadamente a las instrucciones que recibe
de la placenta. Esto
son buenas noticias.
Las visitas antenatales deben tener un efecto positivo en el estado
emocional de la madre y así repercutirán favorablemente sobre el
buen desarrollo de su bebé.
Son
millones en todo el mundo las mujeres embarazadas a quienes se les
ha dicho equivocadamente que están anémicas y deben tomar
suplemmentos de hierro. Es una tendencia a pasar por alto los
efectos secundarios de la administración de suplementos de hierro
(estreñimiento, diarrea, cardialgias, etc..), además del echo de
que el hierro inhibe la absorción de otros factores tan importantes
como el zinc. (5)
Esta
interpretación errónea sobre la tasa de hemoglobina durante el
embarazo, está extendida como un acto de fe. A una mujer Japonesa
que pasó la primera mitad de su embarazo en Londres y después
regresó a Tokyo, una de sus amigas europeas, que ya tenía cuatro
hijos, le advirtió que al final del embarazo, le dirian que estaba
anémica y le recetarían pastillas de hierro. Adivinen el final de
la historia.
Un
autorizado equipo de investigadores médicos en Inglaterra, publicó
un estudio acerca del tercer período del parto en un prestigioso
diario médico. Para separar los embarazos de bajo riesgo,
eliminaron todas las mujeres cuya tasa de hemoglobina era inferior a
10 (6). La media obtenida como valor de la concentración de
hemoglobina fue de 11.1. . Posteriormente tuve la oportunidad de
indicar algunas de las limitaciones de este estudio. (7)
La
falta de interés en la fisología placentaria es la base de estas
interpretaciones erróneas. Existe la tendencia a confundir una
respuesta fisológica transitoria (la dilución sanguínea), con una
enfermedad (la anemia). La obstetricia, si no se basa en la
evidencia, puede ser peligrosa.
Segundo
ejemplo: “me dan medicamentos para controlar mi tensión
arterial”
A
medida que la gestación avanza, en bastantes mujeres aumenta la
tensión arterial. Se plantean nuevamente dos posiblidades. A muchas
de ellas se les presentará como malas noticias. Es más, a algunas
se les recetaran medicamentos antihipertensivos. El mensaje que se
desprende de ello es que algo va mal y que debe ser corregido.
No
obstante, hay profesionales que no presentan el aumento de la
tensión sanguínea como una mala noticia. Estos profesionales, han
entendido la diferencia fundamental entre la hipertensión
gestacional (“el embarazo induce una cierta hipertensión”), que
es una respuesta fisiológica, y la enfermedadd llamada
pre-eclampsia. Facilmente pueden tranquilizar a la mujer con
ejemplos como: “cuando se tiene un tumor cerebral duele la cabeza,
pero cuando duele la cabeza no quiere decir que se tenga un tumor
cerebral”. De manera similar cuando se padece pre-eclampsia la
tensión sanguínea aumenta, pero un aumento de la tensión
sanguínea al final del embarazo no quiere decir que se padezca
pre-eclampsia. Los argumentos utilizados por estos profesionales
encuentran soporte en numerosos estudios epidemiológicos. El más
significativo de ellos, es uno sobre mortalidad perinatal, realizado
durante dos años entre la población que acudió al servicio de
obstetricia del Nottingham City Hospital (8). Demostró claramente
que, comparadas con el conjunto de la población y con las mujeres
con pre-eclampsia, los mejores resultados estaban en el grupo de
las mujeres con hipertensión gestacional. Resultados parecidos, con
poblaciones menores, fueron presentados por Neye (9), por Kilpatrick
(10) y por Curtis (11).
Las
interpretaciones erróneas de las fluctuaciones de la tensión
sanguínea durante el embarazo, están tan difundidas como las
interpretaciones erróneas de las tasas de hemoglobina. La revisión
de un artículo reciente, identificó 45
controles
a través de un estudio randomizado de mujeres con niveles de
hipertensión entre bajo y moderado y que tomaban tratamiento
hipertensivo
(12). Esta inacabable repetición de estudios se ha dado en llamar
“epidemiología circular”. Los efectos más significativos del
tratamiento antihipertensivo durante el embarazo, es su efecto
restricitivo sobre el desarrollo del feto y un aumento de los bebés
con bajo peso. Los profesionales que han comprendido la fisiología
placentaria, nunca tratarán esta hipertensión con medicamentos,
con los peligros que éstos conllevan, puesto que conocen esta
respuesta fisiológica y no quieren actuar peligrosamente.
Tercer
ejemplo: “Soy diabética”
Muchos
profesionales no se dan cuenta del efecto nocivo que el concepto
“diabetes gestacional”, puede tener. Cuando a una mujer se le da
este diagnóstico ella cofunde una respuesta transitoria a las
necesidades del feto, con una enfermedad crónica grave. La
utilización de estas palabras puede transformar en un minuto a una
feliz mujer embarazada, en una persona enferma. Lo grave es que este
diagnóstico se da inutilmente. El profesor John Jarret de Londres,
proclama que la diabetes gestacional, es una “no entidad” (13).
En una carta dirigida al American Journal of Obstetrics and
Gynecology, lo describió como “ un diagnóstico en busca de una
enfermedad”. Hoy en día persiste el debate sobre la necesidad o
no de que la mujer embarazada debe pasar un test de tolerancia la
glucosa (14). Este diagnóstico es inútil, porque cuando se ha
establecido, genera una serie de recomendaciones , que ya deberían
ser ofrecidas a todas las embarazadas de manera preventiva, tales
como: evitar los azúcares refinados , preferir los hidratos de
carbono integrales completos (pasta, pan, arroz, etc..), y hacer
suficiente actividad física.
___________________________________-
Podríamos
escribir varios volúmenes sobre el efecto nocivo del cuidado
prenatal. Estos tres ejemplos nos parecen suficientes para entender
la magnitud de un fenómeno preocupante, puesto que se produce de
manera similar en todo el mundo. Un paseo por nuestro Banco de Datos
sobre Salud Primal, ofrece la oportunidad de comprobar la
importancia de estos temas.
¿QUÉ
ES LA EPIDEMIOLOGÍA “CUL-DE-SAC”?
Un
repaso a nuestro banco de datos, puede revelar otros fenómenos
curiosos. Uno de ellos es el contraste entre la epidemiología
circular y la epidemiología “cul-de-sac”. La mejor manera de
explicar el significado de estas palabras es ofrecerles la
reproducción de un texto que he publicado recientemente en Lancet
REFERENCIA:
Between circular and cul-de-sac epidemiology. Lancet 2000; 355:
(Abril 15): 1371
En
el nº 12, Febrero, (pág.556), Marilynn Larkin, nos informa:
Lewis Kuller condena el echo de que se repitan constantemente
estudios epidemiológicos de los que se conoce el resultado de
antemano (1). Durante varios años me ha preocupado más el fenómeno
contrario a lo que Kuller llama “epidemiología circular”. Es lo
que yo llamo “epidemiología cul-de-sac”. (epidmiología del
callejón sin salida)
Se
trata de estudios científicos sobre temas de gran actualidad e
interés.
A
pesar de la aparición de estas investigaciones en publicaciones
científicas autorizadas y de prestigio, sus resultados han sido
rechazados por la comunidad médica y por los medios de
comunicación. Los estudios epidemiología “cul-de-sac”, no han
sido repetidos para su comprobación, ni siquiera por los propios
autores quienes raramente han sido reconocidos tras la publicación.
El
primer ejemplo que les puedo ofrecer es un estudio sueco, publicado
en 1990 por Bertil Jacobson, que llegaba a la conclusión de que
ciertas drogas usadas enel momento del parto, son predisponentes a
desarrollar la drogadicción cuando estos bebés llegan a la edad
adultas (2). Los resultados nunca han sido confirmados o invalidados
por nuevas investigaciones. Sin embargo la drogadicción es una de
las mayores preocupaciones de nuestro tiempo. Otro ejemplo, es sobre
el efecto que ciertas medicaciones usadas en obstetricia tienen como
factores de riesgo de desarrollar autismo. Al final de su vida, el
premio Nobel Niko Tinbergen, estudió a niños autistas con
metodología de patrón etológico. Llegó a la conclusión, de que
existen factores de riesgo para el autismo durante el periodo
perinatal, tales como la anestesia durante el parto y la inducción
del mismo. Estas observaciones solo promovieron un nuevo estudio.
Ryoko Hattori (Kumamoto, Japan), descubrió que el “método de la
Universidad de Kitasato” aplicado al parto, es un factor de riesgo
para el autismo. El método de la U. De Kitasato, se caracteriza por
la combinación de sedantes, agentes anestésicos y analgésicos,
junto a la planificación de la inducción al parto una semana antes
de la fecha prevista. Pero los investigadores no se han visto
estimulados por el análisis de este estudio japonés publicado en
1991 (3). A partir de mis conversaciones y correspondencia con estos
investigadores (incluído un viaje a Kumamoto), pude enterarme de
sucesos similares en epidemiología. Pasado cierto tiempo, todos
ellos reconocieron que éstas investigaciones, no eran politicamente
correctas.
Un
análisis
pesimista centrado en las dificultades de la epidemiología, puede
inspirar la conclusión de que la investigación politicamente
correcta, llega a la “epidemiología circular”, mientras que las
investigaciones políticamente incorrectas se quedan en un callejón
sin salida (epidemiología “cul-de-sac”). Un análisis
optimista, puede demostrarnos que es posible, abrirse camino en el
fondo de este callejón y salir a una ancha avenida.
En
otras palabras, los limites de lo politicamente correcto o
incorrecto no son inamovibles.
Os
invitamos a trabajar en una epidemiología que abra caminos
Michel
Odent
Primal
Health Research Centre
London
NW3 2NP Modent@aol.com
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bibliográficas de este artículo publicado en Lancet:
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